domingo, 5 de febrero de 2012

La Mercancia y Paul Sweezy

La mercancía, esto es, el objeto que en lugar de ser consumido por el productor, se destina al cambio o la venta, es la forma elemental de la riqueza de las sociedades en que impera el régimen de producción capitalista. Así, pues, el punto de partida de nuestro estudio debe ser el análisis de la mercancía.

Valor de uso y valor de cambio
Consideremos dos objetos; por ejemplo: una mesa y una cantidad de trigo. Merced a sus cualidades particulares, cada uno de esos objetos sirve para satisfacer necesidades diversas. Luego ambos son útiles al hombre que los emplea. Para transformarse un objeto en mercancía, debe ser, en primer término, una cosa útil que ayude a satisfacer necesidades humanas de cualquier especie. La utilidad de una cosa que depende de sus cualidades naturales y aparece en su uso o consumo, hace de ella u valor de uso.
Destinado por quien lo forja a satisfacer las necesidades o las conveniencias de otros individuos, el productor lo entrega a persona que le es útil, a quien desea usarlo, en cambio de otro objeto, y por este acto se trueca en mercancía. La proporción variable en que las mercancías de especie diferente se cambian entre sí, constituye su valor de cambio.


Valor, su sustancia
Consideremos la relación de cambio entre dos mercancías; por ejemplo: 75 kilogramos de trigo igualan a 100 kilogramos de hierro. ¿Qué quiere decir eso? Que en esos dos objetos distintos, trigo y hierro, hay algo de común. Este algo no puede ser una propiedad natural de las mercancías, ya que no se tienen en cuenta sus cualidades naturales sino en cuanto les dan una utilidad que las convierte en valores de uso. En su cambio -y esto es lo que caracteriza la relación de cambio-, no se tiene en cuenta su utilidad respectiva, y sólo se considera si se encuentran respectivamente en cantidad adecuada. Como valores de uso las mercancías son, ante todo, de cualidad distinta, pero como valores de cambio, sólo pueden ser diferentes en cantidad. Si se prescinde de las propiedades naturales –del valor de uso de las mercancías-, sólo les queda una cualidad: la de ser productos del trabajo. En este concepto, puesto que en una mesa, una casa, un saco de trigo, etc., debemos hacer prescindir de la utilidad respectiva de tales objetos, de su forma útil particular, no tenemos para qué preocuparnos del trabajo productivo especial del ebanista, del albañil, del labrador, etc., que les han dado esa forma particular. Abstrayendo así de esos trabajos su fisonomía propia, sólo nos queda su carácter común, y desde ese momento todos quedan reducidos a un gasto de fuerza humana de trabajo, es decir, a un desgaste del organismo del hombre, sin relación con la forma particular en que se ha gastado esa fuerza. Resultantes de un gasto de fuerza humana en general, muestras del mismo trabajo indistinto, las mercaderías revelan solamente que en su producción se ha gastado una fuerza de trabajo. De otro modo: que en ellas se ha acumulado trabajo. Las mercancías son valores en tanto que son materialización de ese trabajo, sin analizar su forma. Lo que se observa de común en la relación de cambio o en el valor de cambio de las mercancías, es su valor.


Magnitud del valor, tiempo de trabajo socialmente necesario
La sustancia del valor es el trabajo. La medida de la cantidad de valor es la cantidad de trabajo, que a su vez se mide por la duración, o sea por el tiempo de trabajo. El tiempo de trabajo que determina el valor de un producto, es el tiempo socialmente necesario para producirlo; mejor dicho, el tiempo necesario, no en un caso particular, sino considerado como término medio; esto es: el tiempo que exige un trabajo ejecutado conforme el grado medio de habilidad y de intensidad y en las condiciones ordinarias con respecto al medio social convenido. La magnitud del valor de una mercancía no sufriría alteración, si el tiempo necesario para producirla continuara siendo el mismo: pero éste varía cada vez que se modifica la productividad del trabajo, es decir, con cada alteración que se introduce en la actividad de los procedimientos o de las condiciones exteriores en que se manifiesta la fuerza del trabajo. La productividad, pues, del trabajo depende, entre otras cosas, de la habilidad media de los trabajadores, de la amplitud y eficacia de los medios de producir y de circunstancias exclusivamente naturales; por ejemplo: la misma cantidad de trabajo está representada en ocho fanegas de trigo, si la estación ha sido favorable, y en cuatro en el caso contrario.

Por regla general, si la productividad del trabajo aumenta disminuyendo el tiempo necesario para la producción de un artículo, el valor de este artículo disminuye, y recíprocamente, si la productividad disminuye, el valor aumenta. Mas cualesquiera quesean las variaciones de su productividad, el mismo trabajo crea siempre el mismo valor, funcionando durante igual tiempo, sólo que suministra en un tiempo determinado una cantidad mayor o menor de valores de uso u objetos, según que aumente o disminuya su productividad. Aunque gracias a un aumento de productividad se produzcan en el mismo tiempo dos vestidos en vez de uno, cada vestido seguirá teniendo la misma utilidad que antes de duplicarse la producción; pero con dos vestidos se pueden vestir dos hombres en lugar de uno; así, pues, hay aumento de riqueza material. Sin embargo, el valor del conjunto de objetos útiles sigue siendo el mismo: dos vestidos hechos en el mismo tiempo que antes de hacer uno, no valen más de lo que precedentemente uno solo. Cualquier modificación en la productividad que haga más fecundo el trabajo, aumenta la cantidad de artículos que ese trabajo proporciona. Y por lo tanto,la riqueza material; pero no modifica el valor de esa cantidad de ese modo aumentado materialmente, si continúa siendo idéntico el tiempo total de trabajo empleado en su fabricación. Sabemos ya que la sustancia del valor es el trabajo. También sabemos que su medida es la duración del trabajo.
Una cosa puede ser valor de uso sin ser un valor. Basta para ello que sea útil al hombre, sin que provenga de su trabajo. Así sucede con el aire, los prados naturales, la tierra virgen, etc. Un valor de uso sólo tiene valor cuando se le acumula cierta cantidad de trabajo humano. Por ejemplo: el agua que corre en un río, aunque útil para muchas necesidades del hombre, carece, sin embargo, de valor; mas si por medio de cántaros o tubos se la transporta a un quinto piso, adquiere inmediatamente valor, pues para hacerla llegar se ha gastado cierta cantidad de fuerza humana. Una cosa puede ser útil y producto del trabajo sin ser mercancía. Todo el que con su producto satisface sus propias necesidades, sólo crea un valor de uso por su propia cuenta. Para producir mercancías hay que producir valores de uso, con el designio de entregarlos al consumo general por medio del cambio. En fin, ningún objeto puede convertirse en valor si no es útil. Un objeto inútil no crea valor, porque se ha gastado inútilmente el trabajo que contiene.


Puestos a adorar el resúmen, que sea a aquel que el mismo clásico revisó:
DEVILLE, Gabriel (1966): Resumen de El Capital; Buenos Aires: Editorial Claridad.

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